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Escritos > El regreso a Europa (1952-1971)

1953 - Roca Española

Cuando desde lejos se piensa en el Prado, éste no se presenta nunca como un museo, sino como una especie de Patria. Hay allí algo muy fijo, invulnerable y también sin redención. [...]

 

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1957 - Holanda y sus tres pintores

Mi primera impresión fue la de llegar a un país inexistente; no fantástico, ni raro, ni vagoroso, ni difícil, sino inexistente. Un país que no era, y, sobre todo, que no estaba. [...]

 

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1957 - Rembrandt

La obra más fuerte, más viva y más alta de Rembrandt, no son sus cuadros, sino sus dibujos, esos dibujos que por lo demás, no son nunca dibujos, sino pintura. ¿Qué le sucede, pues, a un pintor tan extremosamente pintor, con su pintura? [...]

 

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1957 - Vermeer

Ante los cuadros de Vermeer tuve en seguida esa sensación de belleza inhóspita que producen las joyas. Su azul y su amarillo abstractos, límpidos, que no se refieren a nada... real, que son azul y amarillo perfectos, sin fugas ni contaminaciones, me daban esa especie de malestar que puede sentirse ante la belleza cerrada de un zafiro. [...]

 

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1957 - Van Gogh

Por una parte, hoy sufre Van Gogh una de esas terribles glorias que los públicos, de vez en cuando, están dispuestos a dejar caer bárbara y despiadadamente sobre tal o cual genio verdadero y, por otra, también le llegan -de pintores sobre todoviolentas negaciones, odios, repugnancias. [...]

 

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1959 - Autorretrato

Soy poco partidario de autorretratos, por creerlos imposibles. Incluso los de Rembrandt, tan magníficos, claro está, no son sino pretexto pictórico, motivo plástico puro, con mucha pintura y... poco retrato; me limitaré, pues, a señalar aquí la fecha y el lugar de mi nacimiento (1910, Murcia) y muy poco más, ya que todo el resto me parece un material demasiado movible aún. [...]

 

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1959 - El sentimiento de la pintura

Ya cerca de Venecia, lo que contemplaba desde el tren era un campo plano, fácil, reconocible, del que podía disfrutar confiadamente. Las huertas –mediado el mes de julio- lucían esa fertilidad transitoria, baja, de las tierras inundables; una fertilidad tendida al sol, de un esplendor modesto, enano, que yo, nacido en Murcia, conocía muy bien. [...]

 

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1960 - Belleza, Modernidad, Realidad

Siempre que paso por Vicenza procuro detenerme allí un as horas, atraído en parte por la ciudad misma y, sobre todo, por Palladio, ya que su limpia arquitectura nos conduce no hacia un tipo de bienestar disolvente, blando, sino al revés, porque parece empujarnos y forzarnos a una especie de severidad feliz. [...]

 

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1960 - Encuentro con Giotto (Padova)

La capilla de los Scrovegni, pintada por Giotto, es como una pequeña gruta azul, un cofre sagrado, un relicario. Al entrar casi tenemos la impresión de que algo se interrumpe, como cuando alguien destruye un panal de abejas y profana su sombra fecunda, densa prohibida. [...]

 

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1960 - Estatuas y esculturas

Roma, o la romanidad, no tuvo, como se sabe, escultura, sin estatuas. Las estatuas pueden colocarse “da per tuto”, en las calles, en las plazas, en los jardines, en tal arranque de escalera, ya que las estatuas son... “cosa pública”, “cosa civil”, y las esculturas no; [...]

 

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1962 - La frente del atardecer

Parece que Tiziano decía del atardecer que “es la hora de la Pintura”. Se comprende que él lo pensara así -aparte de ser, posiblemente cierto-, pues sus cuadros son como algo arrancado a esa riqueza final del crepúsculo. Alguien podría decir que también es la hora de la Poesía, o de la Música -no así de la Escultura, que es el mediodía-; [...]

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