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Mi vida ha sido principalmente trabajo. El trabajo de una vocación, claro, no de un simple trabajo penoso y difícil, sino de una vocación irremediable, y que yo he sentido siempre, no como algo que hacía sino como algo que era, nada más.

 

Pero ese trabajo de tantos años, en realidad lo he visto siempre como preparación, preparación para algo que no sé si estoy ya en ello. Lo que pinto ahora me sigue pareciendo preparación para otro día, para el día siguiente, y lo del día siguiente para el otro día que viene. Es decir, me parece que esto no tiene término.

 

Para el creador no hay término conocido ni lo habrá nunca. Se trata de terminar esta vida y esta vocación en algo vivo, es decir, en algo completamente original, naciente. Es decir, en vez de llegar a una maestría, donde hay que llegar es a un principio.

Fragmento de entrevista concedida a Andrés Trapiello en 1988

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