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Esbozo biográfico > El regreso a Europa (1952-1971)

El 21 de junio de 1952, Ramón Gaya llega a París; es su primera salida, tras trece años en México. París y sus museos serán su primer destino. Este primer viaje durará un año. Con Concha de Albornoz, Clara James y Juan Gil-Albert, visitará Venecia, Padua, Vicenza, Verona, Florencia, Roma y de nuevo París. Viaja también a Portugal para reencontrarse con su hija y regresa a Venecia, donde pasará varios meses pintando. Se conservan de ese periodo algunas acuarelas, pasteles y dibujos que dan testimonio de la importancia que tiene para su obra el contacto con los museos. (En 1984, Pre-Textos publica su Diario de un pintor, 1952-1953 en el que se recogen las impresiones y reflexiones de ese viaje.) El 18 de junio de 1953 regresa temporalmente a México, con el firme propósito de volver y establecerse en Europa, cerca de los museos, cerca de la pintura.


Durante los años de México hará dos exposiciones, la primera en 1943, en el estudio de Marco y Rodríguez, para la cual Juan Gil-Albert escribe el texto del catálogo; la segunda, en 1950, en el Ateneo Español.


En marzo de 1956, ve cumplido su deseo y provisionalmente se instala en Roma, donde vive su gran amiga, la filósofa María Zambrano. Gracias a ésta conocerá a la escritora Elena Croce, hija del filósofo Benedetto Croce, y a Tomaso Carini, amistad que cultivará hasta el final de sus vidas. Con ellos frecuenta a Italo Calvino, Nicola Chiaromonte, Pietro Citati, Ellemire Zolla, Cristina Campo. María Zambrano lo pondrá en contacto también con el escultor Carmelo Pastor, becario de la Academia de Roma, muerto prematuramente. Conocerá también al escultor Giacomo Manzú.


En Italia y ante la pintura de los grandes maestros, Gaya se propone abordar el cuadro de tema, sirviéndose de los grandes temas de la literatura y la mitología, “como una proposición, como una tentativa”, nos dirá, dedicándole varios años a ese proyecto, como lo demuestran algunos de los cuadros de esa época: Bautismo, Entierro de Cristo, Holófernes, Noli me tangere. También son de esa época esenciales y poéticos gouaches y pasteles de Roma y del Tíber; de la atmósfera de Venecia, de la laguna; de los puentes de Florencia, del Arno; de París. Muchos de estos cuadros forman parte de la colección permanente del Museo Ramón Gaya de Murcia. En De Luca Editore, Roma, publica en 1960 su libro de ensayos Ilsentimento della pittura, traducido al italiano por Leonardo Cammarano.

 

En marzo de 1960, tras veintiún años de exilio, regresa a España a donde volverá en muchas ocasiones a lo largo de esa década. En mayo de aquel año sus amigos españoles le han organizado una exposición en Madrid, en la Galería Mayer, en la que José Bergamín leerá unas palabras de bienvenida. Visita el Museo del Prado y publica en español su libro de ensayos El sentimiento de la pintura en la editorial Arión.

Viaja por Andalucia y pasa varias semanas en Murcia pintando con Juan Bonafé en su estudio de la Alberca.

Gaya pinta en Roma un retrato a Victoria de los Ángeles, retrato que se puede contemplar en el Museo Ramón Gaya. En 1961 es invitado a participar en el congreso que se celebró en Málaga con motivo del Tercer Centenario de Velázquez, pero por discrepancias con los organizadores no llegará a leer su ponencia “Otras anotaciones” sobre el pintor sevillano. En ese mismo año pintará un retrato a José Bergamín, conservado hoy en Valladolid, en el Museo Patio Herreriano.
En 1965, su Velázquez pájaro solitario obtiene en Italia el premio “Inedito”.


Durante una estancia en Valencia en 1966 conoce a Isabel Verdejo (Cuca), con la que se casará más tarde, y de la que realizará un gran número de pinturas y dibujos. La editorial RM de Barcelona publica en 1969 su obra esencial: Velázquez, pájaro solitario. Publica algunos artículos en Il Mondo. En Madrid, a través de José Bergamín, conoce al filósofo italiano Giorgio Agamben.


En 1971, en Conoscenza Religiosa, la revista que dirige Ellemire Zolla, se publica su Velázquez, pájaro solitario, traducido al italiano por Leonardo Cammarano.

 

Gaya conservará hasta el final su estudio de Roma en el vicolo del Giglio, en el que pasará junto a su mujer largas temporadas trabajando.

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